Hacer cosmética natural en casa es una experiencia hermosa, creativa y poderosa. Pero también tiene su parte técnica: hay ciertos errores comunes que pueden hacer que un producto no funcione... o incluso se estropee.

En este post, te cuento cuáles son los fallos más frecuentes que veo —y cómo evitarlos— para que tus preparaciones sean seguras, efectivas y duraderas 💚


❌ Error 1: No pesar los ingredientes con precisión

Usar cucharadas o “a ojo” puede parecer más fácil, pero en cosmética las proporciones importan muchísimo. Un exceso de aceite, por ejemplo, puede cortar una crema o dejar un bálsamo demasiado graso.

Solución: Usá una balanza digital. Incluso para cantidades chicas como 1 g.


❌ Error 2: No usar conservante en productos con agua

Todo producto que tenga agua (como tónicos, geles, cremas o pasta dental en crema) necesita conservante, sí o sí. Sin él, el riesgo de contaminación es altísimo, incluso si lo guardás en heladera.

Solución: Incorporá conservantes seguros como Euxyl K712, Cosgard o Leucidal. Y respetá siempre las dosis recomendadas (generalmente 0,6%–1%).


❌ Error 3: No medir ni ajustar el pH

El pH determina si un producto es compatible con la piel o irritante. Si hacés un shampoo o limpiador facial sin controlarlo, podés terminar con algo que queme o reseque.

Solución: Usá tiras medidoras o pH-metro, y ajustá con ácido láctico o bicarbonato. El rango ideal para la piel es 5–5.5.


❌ Error 4: Usar aceites esenciales sin diluir o en exceso

Los aceites esenciales son potentes. No deben usarse puros directamente sobre la piel ni superar las concentraciones seguras (usualmente entre 0,5 y 2%).

Solución: Siempre diluílos en una base oleosa, manteca o emulsión. Y si vas a usar varios juntos, respetá el porcentaje total.


❌ Error 5: No esterilizar envases ni utensilios

Aunque uses ingredientes puros, si el frasco o la espátula tienen restos de otro producto, podés contaminar toda tu preparación.

Solución: Desinfectá con alcohol al 70% o herví los utensilios antes de usarlos.


💡 Bonus: No documentar las recetas

A veces hacemos algo que sale espectacular… ¡pero después no recordamos cómo lo hicimos!

Solución: Tené tu recetario o libreta siempre a mano y anotá todo: ingredientes, porcentajes, pasos, sensaciones.


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